jueves, 11 de julio de 2013

Mi primera vez

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Homenajeando a la gran Clara Plath, creadora talentosa de nuestra tierra (como pocos), me desvirgo en el mundo de los blogs. Me encuentro nervioso. Normal, siendo mi primera vez. Uno siempre quiere estar a la altura (a la altura de no sé qué), y eso es casi imposible al comienzo. Y si uno lo consigue (estar a la altura), menudo coñazo. No me gustaría ser como esos que escriben su ‘obra’ en su juventud y después se pasan la vida frustrados. De todas formas, para ser honestos, yo ya me encuentro frustrado (sin obra ni ná, que a la Tesis me niego a considerarla tal cosa). La verdad es que no recuerdo bien cuándo me llegó esta frustración. Yo creo que nací ya con ella (aunque mi psicoterapia haya estado orientada a quitarme de la cabeza la idea de la depresión genética transmitida de generación en generación por línea femenina materna). Da igual. La cosa es que hoy, en uno de mis momentos introspectivos no productivos (me niego a llamarlo ‘procrastinación’, que suena demasiado culto para lo que son mis fases de vacío intelectual), he decidido que debería hacer algo con mi insatisfacción vital, y lo único que me ha venido a la cabeza es abrirme un espacio en internet y eyacular mis pensamientos (lejos del mundanal ruido 'feisbuquiano'). No creo que sea una gran solución, pero quizás me venga bien. Si no me frustro intentando ‘desfrustrarme’ lo consideraré un gran éxito personal. Y ya si alguien considera útiles mis paridas mentales para engendrar algún pensamiento, le colgaré unas medallas a mi ‘yo’ competitivo autorreprimible. Pues venga, ya está (las primeras veces suelen ser muy cortas). La siguiente vez escribiré algo menos fútil.