Señoras y señores de Murcia y tierras colindantes: dadas las
circunstancias políticas actuales no deberíamos perder más tiempo con minucias.
Es hora de pensar qué hacer cuando España se desmiembre, algo que puede suceder
muy pronto. Nuestra región de encefalograma plano ha de despertar y nos debemos
plantear qué hacer con nuestras “lindes” (digamos, qué será y
qué no englobado en nuestro nombre), nuestra estructura de estado (¿volveremos
al reino de Murcia, a la provincia romana, a nuestra Cora de Tudmir, o seremos
algo nuevo?), nuestra lengua, nuestra bandera, nuestro topónimo oficial y, aunque
algo sin importancia alguna, nuestras políticas.
En esta pequeña disertación plantearemos dónde debería
situarse nuestra capital, algo fundamental en cualquier país “hecho y derecho”.
Posibilidad 1: Cartagena
Ponemos Cartagena como primera posibilidad porque queremos
hacerles la pelota es la ciudad con más protagonismo en la historia de
nuestras tierras a lo largo de la misma. Por supuesto en nuestro estado Cartagena por fin sería provincia y mantendría sus tradiciones como su carnaval, su himno y su
cacique local.
Posibilidad 2: Orihuela
Para ello tendríamos que anexionárnosla primero. Quizá
dándole la capitalidad de nuestro país no tengamos que entrar en ninguna
disputa con el País Valenciano. Total, todos sabemos que Orihuela es Murcia.
Sería la posibilidad más romántica-cool, resultado de una reflexión
retrospectiva colectiva de los murcianos sobre aquellos maravillosos años de la
Cora en la que gentes de todas las religiones aparentemente convivieron sin
muchos problemas en nuestras tierras.
Posibilidad 3: Polaris World
Aunque tendríamos que cambiarle de nombre por uno más “nuestro”,
esta posibilidad es bastante atractiva. En nuestro país será tema obligatorio
en las escuelas la historia reciente, no como en España, en donde la segunda
república y el franquismo estaban al final del temario y el profesor nunca
llegaba por mucho que no se cogiera la baja ningún día ni hubieran huelgas ni
catástrofes naturales (como lluvia o granizo). Por tanto, qué mejor que colocar
la capitalidad en una de las múltiples ciudades fantasma fruto de la
especulación y la corrupción tan nuestras (famosas internacionalmente, además) y ya de paso darle algún uso. Otra
opción es Mosa Trajectum, la cual podríamos renombrar como Yojan (o Llojan), en
honor a aquel jugador-entrenador holandés que promocionó este cutre-impactante resort.
Posibilidad 4: Yecla
También sabemos que los yeclanos tienen cierta tendencia a
considerarse distintos a los demás murcianos por esa cosa de no tener autovía
directa con Murcia y utilizar palabras extravagantes como “borra” para
referirse a la goma de borrar. Esta operación sería similar a lo que se hizo en
Euskadi con Vitoria para que no se les fuera a Castilla y esperamos tendría un
resultado bastante similar: la conversión de los yeclanos en muy murcianos y mucho
murcianos.
Posibilidad 5: Murcia
Dejar la capital en Murcia sería un acto bastante
conservador, pero como nuestra región es bastante conservera y, además, somos
más agarraos que los catalanes (por muncho que los critiquemos) y nos dolería
gastarnos dinero en trasladar todas las consejerías a otros lugares, con la de
funcionarios que hay dentro y todo, quizá sería la posibilidad más realista.
Eso sí, para no dejarlo todo como está, se le podría cambiar el nombre por el
suyo original o, en caso de que el país se convirtiera en una dictadura
comunista, llamarla directamente “Ciudá Capital”.
Estas son las cinco posibilidades con más fuerza, pero por
supuesto estamos abiertos al debate, así que si algún espabilado tiene ideas
más revolucionarias (o rancias) que estas, que no dude en ofrecérnoslas. O quizá hasta podríamos ser un país sin capital.
Saludos, queridas y queridos murcianos.